Construir de manera colaborativa conocimiento plantea retos. Supone repensar las formas tradicionales de crear pensamiento que generan jerarquías. Implica, también, abordar procesos que trasciendan relaciones de poder y contemplen formatos que no sólo reconozcan la palabra escrita, sino también los sentimientos que se expresan desde el cuerpo o el alma.
¿Cómo establecer entonces un diálogo que conecte diversos saberes desde la horizontalidad? La elaboración de metodologías creativas e interculturales, que permiten conectar la práctica artística y reflexiva, produce la creación de formatos híbridos que reconocen las múltiples formas de ser y saber.
Las metodologías cartográficas permiten establecer vínculos o reparaciones del cuerpo con el entorno -fronteras internas y externas-, a través del uso de los sentidos, sensaciones e imaginarios desde las políticas y poéticas de ese territorio.
Igualmente, se han construido espacios de discusión, intercambio y reflexión a través de metodologías audiovisuales, como los relatos sonoros o la radio comunitaria, que narran la experiencia del exilio, critican las prácticas institucionales discriminatorias y el racismo y atraviesan las fronteras para conectar sonidos que emergen desde diferentes puntos geográficos.
Metodologías narrativas que, a su vez, han favorecido la emergencia de la palabra y la oralidad desde los pensamientos críticos, los sentimientos y el poder de las múltiples historias, que también se tejen a través de la creación y el arte urbano.
El archivo como metodología permite reconstruir las memorias que se tejen de manera colectiva sobre la experiencia de las migraciones a partir de contenidos, textos, documentos de investigación que abordan de manera crítica las violencias y visibilizan las resistencias.